«Nuestras visiones comienzan con nuestros deseos»
…escribe Audre Lorde.
Esta edición está fuertemente arraigada en el deseo de una respiración más profunda: la necesidad de entrar en contacto con la espléndida complejidad de las personas y del conjunto que nos rodea.
¿Te reconoces en este sentir?
Es una pregunta abierta sobre lo que estamos viendo, sobre lo que el cine nos permite ver. Y es también, o quizás sobre todo, una invitación a tener valor: el valor de conocer, de profundizar.
La imagen de Zinecittà 2023 es la de una chica con la cabeza medio sumergida que nos mira: los ojos abiertos y una expresión tranquila, la cabeza como suspendida en una dimensión que no le pertenece, inmersa en un paisaje que no conoce perspectiva sino profundidad. Zinecittá se refleja en el gesto valiente e individual de inmersión y en la colectividad de un grupo, convirtiéndose en una aventura y un viaje de conocimiento.
La composición de la programación es una reflexión en torno a ciertas cuestiones específicas: la precariedad, la literatura como posibilidad de conocer otras vidas y el teatro como posibilidad de vivir otras vidas, la transformación del yo, en una clave de pertenencia mutua que pone en juego la continua tensión entre femenino y masculino, real e imaginario, lo que somos y lo que nos gustaría ser.
Son muchos los proyectos con múltiples citas y formatos: el programa incluye encuentros con personajes punteros en el panorama cinematográfico italiano, como Edoardo Leo y Marta Savina, talleres y clases abiertas.
Un festival, siempre, se realiza entre muchos y se comparte con muchos, no se dirige a un espectador ideal sino que convoca a una comunidad posible. Y del mismo modo un festival, este festival, está hecho por artistas y con artistas, individualidades originales, voces fuertes y necesarias de hoy.
Zinecittà 2023 se presenta así como una práctica que sueña y pone en marcha una convivencia posible, que lucha por la belleza y se guía por el coraje de los artistas, el vértigo de las obras, la radicalidad de las preguntas y un sentido de la aventura que ahora se dirige al espectador: una invitación a saltar y sumergirse, a abrir los ojos y mirar alrededor, a perderse y dejarse sorprender.
